lunes, 6 de julio de 2020

Los masajistas

 Reclutan masajistas bajo pena de muerte


Si no se presentan enseguida


Por mandato del tirano dictador


Que está por caer de su cama y su mesa de noche.


En los pueblos que residen son dioses con los cuerpos


Y se ha acrecentado su fama.


Los amores se despiden en camiones


que cargan decenas de cholos.


Caminamos varias horas hasta ver alejados


El pueblo que nos vio parir


y enamorarnos enseguida de él.


Y se inicia el ataque a pocas horas de llegar


En la guerra  sin amor que es para llorar


Donde el lado rebelde son todos jóvenes


Y tienen pesadillas y no duermen tranquilos


Y atacan con la esperanza de regresar a casa mutilados.


Está la peste de nuestra parte que mata


Hasta el hueso más duro:La madre


Que rogó por vivir y no la oyeron sus hijos.


Es la época de navidad


Los hombres solo desean estar en casa con su sopa


De tubérculos de las chacras de la anciana Sabina


Familia de vendedores de comida y buena sazón.


Son fieles a sus costumbres impuestos por sus verdugos.


Por fiestas se hace un cese al fuego


Por acuerdo militar.


Se lucha por el motín de alimentos podridos


En cajas y cajas y más cajas.


Son los antiguos agricultores que tienen


A sus mestizos primogénitos


Como hijos que van a morir


Por abastecer limones a Piura.


En las camillas de pieles de burro acaramelados.


Un soldado necesita masajes en la cabeza y espina dorsal


El impacto de un tanque de kerosene lo hace delirar


Y hablar estupideces


Dice - seremos libres como patos y pollos


Por voluntad del granjero


Y llegará el día que ya no mueran más ancianos solos


Resignados al olvido.


Los oficiales me saludan con señales


Que pertenezco a su élite


Que les besa el culo deformado.


¿Qué hacer si mi profesión alimenta


Más muertes haciendo revivir soldados?


Viéndolos morir y sin darse cuenta


Cogen una tos que les destroza el pulmón izquierdo.


Los masajistas ven en los cuerpos su futuro.


El vigésimo paciente no vivirá un día más.


Acabado el aguacero terminará el acuerdo


Pactado entre señoras.


Los muertos no se cuentan por decesos en combate


Si no por la manera de ver la vida sin sentido


Y así perdemos todos la batalla de “Sarita Colonia”


En honor a las prostitutas que fueron sacrificadas ese día


Por un historiador y asiduo cliente


Y quedarán registradas en las páginas de historia subalterna


Extinguieron masajistas que lucharon sin sus armas


Hasta acabar fusilados por traición


Y serán leyenda


En los pueblos de bocas rosadas


Y se los contarán a hijos de sus hijos tuertos


Que fueron pasajeros de una vida hacia paraíso de Caín


Por conocer el mundo terrenal


Para ser más puros que Dios


Y serán nuestros genios


Quienes borren lo que esté mal escrito


Y serán cientos de niños quienes vivan


Y no coman la siguiente noche


Por nuestra culpa


Por haber perdido nuestras manos.