Ma Isabel
nos sacaba piojos de la cabeza.
No hubiese
detenido el extraño tiempo.
Ahora la
preocupación son las bombas.
No nos
revienten la panza.
Y poder
cenar con una novia.
Cuando
crecimos su madre cocinaba
Un kilo de
arroz y no comía.
No me entristecía
su pena.
Ahora la
preocupación es el mundo.
No lo
destruyan los hipócritas
Y visitar
elegante a mi hermana.
Con sus
manos nos formaron las madres.
Principios
cual lámparas.
Y obedecer
feliz la tortura.
Ahora la
preocupación son las muertes.
Cómo estas
no me afectan.
Y ser más
sensible.
Cómo
pudieron humillarnos con rezar
Por amar el
cuerpo.
Encantarme
por la sangre.
Y no sentir
nada por la vida.
Ahora la
preocupación son las palomas.
No se
mueran siempre.
Y darles
agua al mediodía.