En las
millas acumuladas
Puede uno reconocer a su hermana
Y crearse
un refugio caliente
Entre los
pobres extranjeros del sur.
Siempre
quisiste morir
En tu casa
de adobes blancos
De un solo
río
Una sola
iglesia
Con los
amigos.
Ya no
atravesará la lluvia
Los tejados
rotos.
Ya no me
bañarás con tierra en el río.
Ni irás por
leña seca para la comida.
Solo
quedará el sudor frío por la noche
Porque se
paseaban en la oscuridad
Los
condenados.
Sí, son
esos tus ojos
Que miran
con miedo
Partir en
dos a los hombres los rayos.
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