El vino las
trajo al desierto de desperdicios.
Les asombra
la cantidad de civiles muertos
Que tienen
los cantos de sus ancestros pájaros.
Llegan
diciendo que hay otro mundo.
En la Tierra
es un sueño abierto de colibríes
Para madres
solteras
y forajidos
sin trabajo.
Nubes de
bola roja ambientan la tarde.
Atrae la luz
el imán de sus largos brazos
A mi corazón
de metal fundido
De felices
parásitos.
Llegó el
alboroto al padre francés con cara de conejo.
Si lo ataco
dejaría que me cojan
Y peguen sus
guardaespaldas
Con el
estómago vacío.
Entre las
paredes de cabezas rotas
María está
conmigo.
¿Y si me ve
su hija
Con los
imperios de sus ojos tristes,
no como un pobre
imbécil
Sino como el
hombre que sufre?
¿ Y si me da
su mano?
(dios y si
lo que dicen es cierto)
Sería la
única manera.
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