En mis días de serpiente.
Aprendí a compartir
a mi perro chusco
con su perra madre
y así nacieron perros
populares
este se quedó conmigo.
De joven peleó a muerte
con un torpe pitbul.
Y me movía la cola
cuando estaba triste
Tuve una puerca gata hembra
que me cambiaba por los machos
en mi calamina.
Tuve amarrillos patos
los maté por accidente
por darles de beber agua con lejía.
También un chancho desde bebe
y no sufrí al oírlo chillar
que no lo vendiéramos por comida.
Macho no valió nada
me traía desperdicios
del mercado.
Famoso en el asentamiento
Ya en su vejez, un
estorbo
le llovían piedras.
ni siquiera veía que
lo quería
No supe si murió
Ni como desapareció
Solo supe que no era mío.