Wakon y
Pachacamac han jugado
Desde niños a
ser dioses.
¡Tu perdiste
yo gane! -ríe Wakon.
A Wakon
nadie lo corrigió.
Pachacamac
en el oriundo cielo
Conoce a
Pachamama, un obelisco.
No había pecado
-estaba prohibido-.
Y juraron
unir sus sexos
En la tierra.
Huiracocha ordenó:
Se enamoren
Y tengan
mellizos, los Wilkas.
Bebes
desordenados y sin babero.
Su destino
es convertirse en astros.
Pero el
lascivo deseo de Wakón
Era
poseerla.
Hubo
terremotos y sombras
Por miles de
años por su rechazo.
Y de nuevo Huiracocha
ordenó
Volver al
comienzo
Sin
conocerse.
Siempre perdona
el padre
Que quiere a
sus hijos.
Ahora Pachamama
Escribe
libros desde su tierra.
Florece,
vive en otros seres.
¿Cómo
conocerá el cielo
de Pachacamac , la Pacha ?
Tal vez un
viaje inesperado
Con
paciencia de gato.
Y cuando se
encuentren
Y la tenga
cerca
Dirá que la
quiere.
La luna y el
sol
serán sus hijos.
Los wakon
querrán evitarlo.
Hombres con
poder y su daño.
Pensará que
es un niño tonto.
Pero ya están destinados
Y sus cuerpos se extinguirán.
Y se volverán a encontrar.
Y la súplica que haya escrito
Por los futuros mellizos
La leerán las bestias
Y serán ellas quienes protegerán
Por milenios
Al día y la noche.
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